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EUCARÍSTICAS & MISIONERAS
Las Misioneras Eucarísticas de Nazaret conformamos una congregación religiosa fundada en 1921 por san Manuel González García, por entonces obispo de Málaga. Siendo un joven sacerdote, san Manuel tiene una experiencia de encuentro con Jesús en la Eucaristía que lo marcó para toda la vida. Fue enviado a un pequeño pueblo de Sevilla y allí encuentra el Sagrario descuidado y abandonado. Su primera intención es huir, pero, repentinamente, descubre que, desde ese Sagrario, Jesús lo estaba mirando… ¡y amando! Se quedó un largo rato (como él mismo lo narra) y ahí cayó en la cuenta de que, muchas veces, las personas no saben que Dios las ama y que está a su lado para ayudarlas, acompañarlas, fortalecerlas… en fin, ¡para demostrarles su amor!
También nosotras hemos tenido una experiencia que nos ha hecho caer en la cuenta de que Dios nos ama y ¡hay tantas personas que no son felices porque no lo saben! Y, precisamente por eso, hemos dedicado nuestra vida entera a realizar este anuncio: Dios te ama y está cerca de ti, especialmente en la Eucaristía.
NAZARENAS
Si bien nuestra congregación se denomina Misioneras Eucarísticas de Nazaret, fuimos fundadas con el nombre de Marías Nazarenas, de hecho, en muchos sitios aún nos llaman «las Nazarenas». En 1910 san Manuel había invitado a un grupo de mujeres para que visitaran a Jesús en aquellos Sagrarios menos frecuentados. Se conformaron, así, las Marías de los Sagrarios. Con el tiempo, algunas de ellas decidieron dedicar su vida entera a hacer realidad este anhelo de llevar compañía a Jesús Eucaristía. Este grupo de mujeres fueron las primeras Marías Nazarenas y comenzaron a vivir en comunidad el 3 de mayo de 1921.
Algunas décadas después, buscando ser fieles al ideal de nuestro fundador, el nombre se cambió por el de Misioneras Eucarísticas de Nazaret, que manifiesta más claramente nuestro modo de vida y nuestra misión en la Iglesia:
Somos misioneras, es decir, somos enviadas por la Iglesia y la congregación para una misión universal, insertándonos en la cultura de cada pueblo. Nuestro ser de misioneras nos impulsa a la disponibilidad y apertura para ser enviadas a cualquier lugar, mirando siempre hacia delante para abrir nuevos horizontes a la misión.
Nos sentimos llamadas a ser mujeres eucarísticas, es decir, personas enviadas a evangelizar eucarísticamente, a través de nuestro modo de ser y vivir en Cristo.
Al estilo de la Sagrada familia de Nazaret, nuestras comunidades pretenden ser sencillas, fraternas, orantes, alegres, agradecidas y entregadas.