La fundación de la comunidad de Oviedo cumple hoy, 25 de mayo, 67 años, que sin duda han dado para mucho, intentando eucaristizar desde los cinco puntos de despegue que la Providencia nos ha ido señalando. Las tres primeras hermanas que pisaron territorio ovetense, el 22 de mayo de 1954, por la mañana bien temprano, para iniciar el asentamiento de la comunidad fueron Mª Fuensanta Sánchez, Mª Soledad Botín y Mª del Valle Colomer (Rosa Mª Colomer).
Andaduras eucarísticas en el Principado de Asturias
El piso de alquiler donde se quedaron estaba situado en la calle Arzobispo Guisasola n. 30, hoy n. 38, al cambiar la numeración por la construcción de nuevos edificios. Las acompañaba la entonces ecónoma general, Francisca Mª Sierra. La víspera de la bendición de la casa, se unía la superiora, Mª Clementina López, acompañada por Mª Patricia Oriol. La llegada de las hermanas fue iniciativa y petición insistente de las Marías; estaban en la directiva en esos años, Emilia Doral, presidenta, Maruja Granda y Ángeles Abascal. Monseñor Lauzurica era entonces el obispo de la diócesis, y acogió con interés la nueva congregación. A los 5 meses de la venida de las hermanas pasaría a ser arzobispo, al ser elevada la diócesis a sede metropolitana el 29 de octubre de 1954. Muy pronto verían frutos vocacionales, con la llegada de la primera asturiana para Nazaret, Mª Delfina Quirós, de La Carrera, en el concejo de Siero, que entraría en la Congregación un año, seis meses y 13 días después de la fundación. En estos 67 años Mª Alicia Riestra, D.E.P. también sierense, de Marcenao; Mª Amelia Carneado, de Villaviciosa, Rosa Mª Álvarez de Oviedo y Mª Elena Fernández de Gijón, han sido el resto de vocaciones asturianas.
Durante los primeros años se vivía de encargos de labores, un ropero eucarístico muy prolífico; hacían una pintura con conos que parecía un bordado. Hasta un anticuario les hizo numerosos encargos de unos paños hechos con recortes de tela de casullas y galones, que él regalaba a sus mejores clientes. Incluso solicitaron su servicio para ser formadoras en el ropero de la parroquia de San Tirso. En 1963 D. Eliseo Gallo, director diocesano de Catecismo y canónigo Magistral, pidió por mandato del arzobispo coadjutor, D. Segundo García de Sierra, se hicieran cargo las hermanas del Secretariado Catequístico Diocesano. Allí trabajaron más de 10 años (las crónicas no datan la fecha en que dejaron este servicio), dando muchos cursillos por la provincia. Cuenta la cronista, Mª Soledad Botín, que, estamos hablando de 1958, eran muy solicitadas y aparecían mucho en la prensa y también en programas radiofónicos, «y nos decían que salían bien, porque nosotras no teníamos radio para escucharlos».
Con la gente, en ciudades y periferias
Su labor apostólica era incansable, recorriendo prácticamente toda la geografía asturiana visitando Sagrarios y promoviendo el aumento de Marías allá por donde iban. Señala con mucha gracia Mª Soledad que necesitarían hacer algún curso de alpinismo, por lo intrincado de la orografía asturiana, en los viajes para visitar los Sagrarios y cuando iban a saludar a la gente en las casas de los pueblos. Y, claro, se encontraban de todo. Comentarios tan curiosos como esta excusa que daba una señora para no ir a Misa: «Mire, hermana, si yo no voy a Misa, en realidad es porque no puedo, porque para mí eso que dicen del Santo Sacrificio de la Misa, no existe. Para mí no es ningún sacrificio venir». Sin duda fueron unas adelantadas, pensemos que este apostolado se inició antes del Concilio Vaticano II, y ya seguían las indicaciones que hoy nos da el Papa Francisco, saliendo a las periferias. Cuentan las crónicas de muchos casos de catequesis a gitanillas que se preparaban con ellas para recibir los sacramentos. Testigos del postconcilio, nos cuentan cómo fue la primera Misa en castellano en la comunidad, y lo orgullosas que estaban de no haberse equivocado, o la perplejidad cuando don Ezequiel les pregunta, por esos días, que si alguna iba a leer algo en la Misa; como no lo habían previsto lo acabó haciendo todo él.
En enero de 1971 la comunidad trasladó su domicilio a la Calle General Elorza n. 67, una de las más transitadas por el numeroso tráfico que entra en Oviedo, y que le serviría allá por 1987 (permitid un breve salto al futuro) a la superiora de ese momento, Mª de los Ángeles Marrero, para dejar huella en unas adolescentes de la Adoración Nocturna de Gijón, con sus relatos de caras serias y rostros mohínos a la espera de cruzar los semáforos de la populosa calle. La razón del traslado es la oferta que recibieron de los padres Jesuitas para trabajar en su colegio del Padre Ferrero, organizando el servicio de comedor y limpieza, y en la parte espiritual la planificación de la Catequesis de primera Comunión y cuidado de la Capilla, más tarde darían también clases en EGB. Se alojaron en la tercera planta, con celdas individuales, una sala de comunidad grande y alegre que servía de comedor y una hermosa capilla. En 1983, Mª de los Ángeles Marrero empezó a trabajar por las mañanas en el arzobispado en la secretaría del arzobispo, como medio económico. A finales de los ’80, rompiendo fronteras, Mª Micaela Camacho comenzó a visitar los grupos de Marías de Santander, País Vasco y Galicia.
Visita de san Juan Pablo II
Un evento histórico destacado que vivieron las hermanas fue la visita, la única, de momento, de un Papa a Asturias, y además hoy ya canonizado, san Juan Pablo II. Fue el 20 y 21 de agosto de 1988. Ellas tuvieron ocasión de ir a la Eucaristía que celebró en Covadonga. En ese momento don Ezequiel Fernández, asesor de la Obra, tuvo un accidente muy grave, viniendo de Gredos de dar ejercicios espirituales; a él le dieron por muerto, y por eso priorizaron la ayuda al resto de ocupantes que aún vivían. Milagrosamente tras meses de lucha recuperó totalmente la salud. ¿Tendría Juan Pablo II algo que ver?
El curso 95-96 el colegio Padre Ferrero cerró sus puertas, así que las hermanas celebraron los 75 años de fundación de Nazaret con uno de esos misteriosos regalos de la Providencia: dos interrogantes, futura vivienda y medio de vida. Ante esta nueva situación la comunidad se vio motivada y urgida a confiar con gran fuerza en la Providencia divina, la respuesta al segundo interrogante se facilitó al mes siguiente, cuando don Gabino Díaz Merchán, el arzobispo en ese momento, ofreció dos puestos de trabajo de media jornada en el arzobispado, uno en la secretaría del vicario general y otro en la del señor arzobispo. Mª Judit Mejía y Mª del Valle Camino se hicieron cargo de esos servicios. Destacan las hermanas en la Crónica el interés y apoyo de las Marías, colaborando con importantes donativos y muchos alimentos durante esta etapa de transición.
Casi un año más tarde, en mayo del 97, y después de recorrer calles y visitar viviendas, las hermanas encontraron un piso en la calle Covadonga, justo a su calle las quiso llevar la Madre para mostrarles su protección y cercanía. En diciembre del mismo año, se puso en marcha en una sala concedida por el arzobispado en la Casa Sacerdotal, la exposición y venta de ornamentos litúrgicos. Mª Pilar Gutiérrez fue la encargada de atender esta iniciativa. El curso 2000-2001, con el estreno de siglo, trajo una novedad a la comunidad, llegó trasladada Mª Lourdes del Pozo como superiora con una novicia de segundo año, así que se convirtió la comunidad en una improvisada y temporal casa de formación por un año, hasta que Mª José Bernal hizo su profesión temporal. En marzo de 2003, después de una visita canónica, llegó el anuncio del cambio de casa a Meres, concejo de Siero, siendo arzobispo don Carlos Osoro, que planteó a la Congregación la propuesta de que la comunidad regente la Casa de ejercicios de Meres, que estaba cerrada y en proyecto de rehabilitación. El 30 de agosto de 2003 las hermanas hicieron el traslado definitivo.
Comienza una nueva andadura
En mayo del 2004 la comunidad celebró sus bodas de oro. Para acompañar a las hermanas en tan importante evento, fueron llegando Nazarenas de otras comunidades, Zaragoza, Palencia y Madrid, desde donde viene Mª Soledad Botín, que participó en la fundación de la casa. La Eucaristía fue a las 20h, presidida por el arzobispo, don Carlos Osoro, y el festejo posterior en el hotel Príncipe de Asturias. Y la casa de espiritualidad se puso en marcha, con todo el trabajo que requiere, atendiendo a la iglesia desde esta parcela encomendada en ese momento. Por allí pasaron muchos movimientos laicales, cursillos de cristiandad, Propagandistas, Neocatecumenales, Equipos de Nuestra Señora, y tantos otros…, grupos de jóvenes, parroquias, colegios, seminaristas, catequistas, religiosas, sacerdotes… Un apostolado que amplía su abanico, desde la cercanía y el trato de acogida hasta los encuentros compartiendo carisma y misión. Y siempre la Eucaristía y el Sagrario acaban impregnando todos nuestros trabajos y apostolados, directa o indirectamente y como de lo que rebosa el corazón habla la boca, hasta sin querer
Todo es don, todo es gracia
En 2011 dio inicio la colaboración en la Unidad Pastoral de Grado. Son dos sacerdotes para atender 28 pueblos. Así que la presencia de las hermanas es muy estimada: Celebraciones de la Palabra, catequesis, comuniones a enfermos, reuniones de formación y otras actividades que se vayan planificando. En abril de 2014, el actual arzobispo, don Jesús Sanz, comunicó a las hermanas que habían decidido que la Casa de espiritualidad de Meres pase a ser Seminario de la Comunidad Neocatecumenal, con lo cual en septiembre debían dejar la casa para que ya inicien el curso los nuevos residentes. Comenzó la búsqueda de nuestra siguiente vivienda. Después de ver varias posibilidades, las hermanas pasaron a ocupar dos pisos en la casa parroquial de san Isidoro, de Oviedo. Desde allí se continúa profundizando en el carisma y compartiendo vivencias con los miembros de la UNER, y con tantas personas de distintas parroquias donde nos piden colaboraciones; y trabajando en la secretaría en la Vicaría General y en la Unidad Pastoral de Grado, donde la comunidad experimenta tantas veces la presencia de Jesús Eucaristía, en el niño de 3 años que canta con fuerza en la Misa de niños, o en la señora de 90 que ya no puede salir y nos confiesa que echa de menos las reuniones de formación y se emociona cuando le llevamos la comunión a su casa. Todo es gracia. Muy variada y muy rica ha sido la andadura de esta comunidad en el Principado de Asturias. Un sentimiento de honda gratitud embarga nuestro ser al percibir la obra del Espíritu Santo a través de tantos colaboradores. Que Jesús Sacramentado siga bendiciendo su obra.
¿Sabías que…?
- A las 48 horas del fallecimiento, 12 de abril de 1964, de D. Francisco Javier Lauzurica, el obispo que acogió la fundación de Oviedo, falleció nuestra Madre fundadora Hermana Mª Antonia González García. Los dos cabeza de fundación.
- El primer ordenador de la comunidad llegó en el histórico año ‘92, coincidiendo con el Congreso Eucarístico internacional de Sevilla; muy celebrado por las hermanas y de gran ayuda para la elaboración del trabajo que se llevó a cabo en el Congreso Eucarístico diocesano preparatorio del Internacional de Sevilla, fue regalo de la presidenta Elena de las Heras.
- Don Ezequiel Fernández estuvo 46 años como asesor de la UNER y unos cuantos más anteriormente como confesor de las hermanas y celebrando la Eucaristía a la comunidad ya en tiempo de su antecesor, don Teodoro Cardenal. Los dos con un celo incansable y un amor grande a la Obra, al carisma y a nuestro Padre, don Teodoro le conoció y contaba un encuentro con él siendo seminarista, que influyó profundamente en su vocación. El ropero eucarístico de Gijón, dirigido por las Marías, se clausuró el 11 de junio de 2019, después de más de 100 años de servicio a las parroquias necesitadas de la diócesis.
- Otra fecha centenaria y con continuación es el fin de curso de la UNER en Covadonga, que se celebra allí desde los inicios de la Obra y solamente en 1936, por la guerra civil y ahora con motivo de la pandemia tuvo que ser suspendido. Cuentan las crónicas que coincidiendo con las bodas de oro de la UNER se reunieron allí más de 3.000 Marías.
- La primera vocación asturiana y la última, forman parte a día de hoy de la actual comunidad de Oviedo.
- En estos 67 años han pasado como superioras por esta comunidad: Mª Clementina López (1954-1959); Mª Soledad Botín (1959-1963); Mª Encarnación (Pilar) Bilbao (1964-1967); Mª Engracia (Antonia) Benito (1967-1970); Mª Elisa La Torre (1970-1976); Mª Áurea Arévalo (1976-1982); Mª de los Ángeles Marrero (1982-1988); Mª Áurea Arévalo (1988-1994); Mª Judit Mejía (1994-2000); Mª Lourdes del Pozo (2000-2003); Mª Filomena Quintanilla (2003-2004); Mª Elisabeth Acosta (2004-2006); Mª Dolores Adán (2006-2009); Mª Auxiliadora Medina (2009-2015); Mª Dolores Adán (2015-2018); Mª Elena Fernández (2018- ).